Asignatura de Biologia
La presente pagina servirá a alumnos del primer cuatrimestre de Agricultura Sustentable y Protegida, a complementar sus notas
miércoles, 11 de noviembre de 2015
miércoles, 4 de noviembre de 2015
martes, 27 de octubre de 2015
Clasificación y ejemplo de frutos
AQUENIO: Fruto seco, indehiscente, uniseminado, con el pericarpo independiente de la semilla, es decir no soldado con ella. Ejemplos: Ciperáceas (Carex bonariensis), Poligonáceas (Polygonum convolvulus “enredadera del trigo”).
BALAUSTA: Fruto carnoso, de ovario ínfero, pluriseminado con las semillas con episperma jugoso. Ejemplo: Punicáceas (Punica granatum “granado”).
BAYA: Fruto carnoso, derivado de ovario súpero con el epicarpo delgado y el mesocarpo y endocarpo jugosos. Ejemplos: Solanáceas (Lycopersicon esculentum “tomate”, Solanum spp.), Vitáceas (Vitis vinifera “vid”).
BIAQUENIOS: Fruto esquizocárpico, seco, derivado de ovario bicarpelar. Ejemplo: Rubiáceas (Galium aparine “pega-pega”).
CÁPSULA BISCIDA: Fruto capsular, seco, pluriseminado, con dos tipos de dehiscencia (loculicida, y/o septicida/septifraga). Ejemplos: Cariofiláceas (Silene antirrhina “calabacita”) y Enoteráceas (Oenothera speciosa “pañuelitos”). En este caso la dehiscencia puede ser total (desde el ápice hasta la base de la cápsula) o sólo por dientes apicales.
CÁPSULA DRUPÁCEA: Fruto carnoso, bicarpelar, pluriseminado, con endocarpo leñoso y dehiscente, cubierto por el epicarpo y por el mesocarpo que se desprenden a la madurez. Ejemplo: Martiniáceas (Ibicella lutea “cuernos del diablo”).
CÁPSULA LOCULICIDA: Fruto capsular, seco, bi-pluricarpelar, pluriseminado, con dehiscencia loculicida (por el nervio medio de los carpelos). Ejemplos: Violáceas (Viola tricolor “pensamiento”), Liliáceas (Allium sativum “ajo”), Iridáceas (Iris germanica “lirio”), Sapindáceas (Koelreuteria paniculata “orgullo de la China”.
CÁPSULA SEPTICIDA: Fruto capsular, seco, bi-pluricarpelar, pluriseminado, con dehiscencia septicida (por separación de los tabiques carpelares). Ejemplo: Liliáceas (Colchicum autumnale “cólquico”), Euforbiáceas (Ricinus communis “ricino”).
CÁPSULA SEPTIFRAGA: Fruto Capsular, seco, bipluricarpelar, pluriseminado, con dehiscencia septifraga (por la línea de sutura de los carpelos y ruptura de los tabiques carpelares). Ejemplos: Bignoniáceas (Jacaranda mimosifolia “jacarandá”), Solanáceas (Datura ferox “chamico”).
CARCÉRULO O TETRAQUENIO: Fruto esquizocárpico, seco, en el que cada mericarpo es uniseminado y corresponde a la mitad de la hoja carpelar. Ejemplos: Borragináceas (Cynoglossum creticum), Verbenáceas (Verbena bonariensis “verbena”), Boragináceas (Heliotropium curassavicum “heliótropo” y Labiadas (Salvia verbenaca “salvia”.
CARIOPSIS: Fruto seco, derivado de ovario súpero, bicarpelar, uniseminado, indehiscente con el pericarpo adherido a la semilla. Ejemplo: Gramíneas (Zea mays “maíz”, Panicum miliaceum “mijo”).
BALAUSTA: Fruto carnoso, de ovario ínfero, pluriseminado con las semillas con episperma jugoso. Ejemplo: Punicáceas (Punica granatum “granado”).
BAYA: Fruto carnoso, derivado de ovario súpero con el epicarpo delgado y el mesocarpo y endocarpo jugosos. Ejemplos: Solanáceas (Lycopersicon esculentum “tomate”, Solanum spp.), Vitáceas (Vitis vinifera “vid”).
BIAQUENIOS: Fruto esquizocárpico, seco, derivado de ovario bicarpelar. Ejemplo: Rubiáceas (Galium aparine “pega-pega”).
CÁPSULA BISCIDA: Fruto capsular, seco, pluriseminado, con dos tipos de dehiscencia (loculicida, y/o septicida/septifraga). Ejemplos: Cariofiláceas (Silene antirrhina “calabacita”) y Enoteráceas (Oenothera speciosa “pañuelitos”). En este caso la dehiscencia puede ser total (desde el ápice hasta la base de la cápsula) o sólo por dientes apicales.
CÁPSULA DRUPÁCEA: Fruto carnoso, bicarpelar, pluriseminado, con endocarpo leñoso y dehiscente, cubierto por el epicarpo y por el mesocarpo que se desprenden a la madurez. Ejemplo: Martiniáceas (Ibicella lutea “cuernos del diablo”).
CÁPSULA LOCULICIDA: Fruto capsular, seco, bi-pluricarpelar, pluriseminado, con dehiscencia loculicida (por el nervio medio de los carpelos). Ejemplos: Violáceas (Viola tricolor “pensamiento”), Liliáceas (Allium sativum “ajo”), Iridáceas (Iris germanica “lirio”), Sapindáceas (Koelreuteria paniculata “orgullo de la China”.
CÁPSULA SEPTICIDA: Fruto capsular, seco, bi-pluricarpelar, pluriseminado, con dehiscencia septicida (por separación de los tabiques carpelares). Ejemplo: Liliáceas (Colchicum autumnale “cólquico”), Euforbiáceas (Ricinus communis “ricino”).
CÁPSULA SEPTIFRAGA: Fruto Capsular, seco, bipluricarpelar, pluriseminado, con dehiscencia septifraga (por la línea de sutura de los carpelos y ruptura de los tabiques carpelares). Ejemplos: Bignoniáceas (Jacaranda mimosifolia “jacarandá”), Solanáceas (Datura ferox “chamico”).
CARCÉRULO O TETRAQUENIO: Fruto esquizocárpico, seco, en el que cada mericarpo es uniseminado y corresponde a la mitad de la hoja carpelar. Ejemplos: Borragináceas (Cynoglossum creticum), Verbenáceas (Verbena bonariensis “verbena”), Boragináceas (Heliotropium curassavicum “heliótropo” y Labiadas (Salvia verbenaca “salvia”.
CARIOPSIS: Fruto seco, derivado de ovario súpero, bicarpelar, uniseminado, indehiscente con el pericarpo adherido a la semilla. Ejemplo: Gramíneas (Zea mays “maíz”, Panicum miliaceum “mijo”).
viernes, 16 de octubre de 2015
Temas para el taller de recuperación
I. Biodiversidad
La teoría ecológica.
Características de plantas.
Organismos vertebrados e
invertebrados en la producción agrícola
Morfología
de vertebrados e invertebrados
|
Organelos y funciones
Morfología y anatomía de
las plantas
Morfología, anatomía de los
artrópodos
lunes, 5 de octubre de 2015
viernes, 18 de septiembre de 2015
1.3.- Organismos vertebrados e invertebrados en la producción agrícola
Interacciones
planta-plaga,
Las plagas dañan las plantas en diversas
formas. Se dice que causan "daño directo" cuando destruyen sus
órganos (raíces, tallos, hojas, yemas, flores, frutos o semillas) en forma parcial
o total, o las debilitan reduciendo su capacidad de producción. También existen
"daños indirectos" que pueden ser de gran importancia; por ejemplo,
cuando las plagas participan en la propagación de virus, micoplasmas, bacterias
y hongos que causan enfermedades en las plantas; cuando la presencia de
insectos o cicatrices de sus daños malogran la apariencia de los productos y
reducen su valor comercial; o cuando su ocurrencia dificulta la cosecha o la
selección del producto cosechado. Los daños directos normalmente resultan de la
alimentación de los insectos que devoran partes de la planta o succionan sus
jugos. Muchas especies de insectos se alimentan preferentemente o
exclusivamente de una clase de órgano de la planta; así las larvas de Anomis texana (Riley) solamente comen
las hojas del algodonero, y las larvas de Cydia
(Laspeyresia) pomonella (L.)
solamente perforan los frutos del manzano y del peral. Otras especies varían
las formas de sus daños según la especie de la planta que atacan, el estado de
desarrollo de la misma al momento del ataque, o el estado de desarrollo del
insecto que provoca el daño. Así, las larvas de Spodoptera (Prodenia) eridania
(Cramer) cuando atacan a las plantas de tomate pueden presentarse como
cortadoras de plantas tiernas, como masticadoras del follaje de plantas
medianas, y como perforadores de frutos en plantas mayores.
Los escarabajos del género Diabrotica en estado adulto comen el
follaje del maíz y otras plantas mientras que en estado larval viven en el
suelo alimentándose de las raíces de las mismas plantas.
Cualquiera que sea la forma de alimentación
de la plaga, el perjuicio que causa a la planta se concreta en pérdida de su
capacidad de producción, en su total destrucción, o en la inutilización de los
órganos que se desea producir o cosechar. Las plagas que hacen daños directos
también pueden causar contaminación o pérdida de valor de la cosecha por la
presencia de insectos, sus restos, deyecciones, o residuos alimenticios. Las
plagas insectiles suelen dividirse en dos grandes grupos según la estructura de
sus piezas bucales y la consiguiente manera en que se alimentan: Las plagas
masticadoras y las plagas picadores-chupadoras. Las plagas masticadoras poseen
mandíbulas bien conformadas con las que trituran los tejidos vegetales, entre
ellos están las larvas de lepidópteros (orugas) y los adultos y larvas de
coleópteros (escarabajos). También se incluye en este grupo a las larvas de
dípteros, como las moscas de la fruta, aunque sus mandíbulas no son tan bien
desarrolladas (poseen ganchos mandibulares). Por extensión se incluye a los
caracoles que raspan hojas y otros órganos de la planta.
Las plagas picadoras-chupadoras poseen un
pico o proboscis dentro del cual hay estiletes que penetran el tejido vegetal y
succionan la savia o jugo de la planta. A este grupo pertenecen los pulgones,
cochinillas, cigarritas y chinches. Otros, como los trípidos succionan el
contenido de la células superficiales. Por extensión se incluye en este grupo a
los ácaros fitófagos como las arañitas rojas.
Los insectos masticadores y afines suelen
agruparse en cortadores de plantas tiernas, comedores de hojas, minadores de
hojas, perforadores de brotes, barrenadores de tallos, perforadores de frutos,
y masticadores de órganos subterráneos (raíces, tubérculos y rizomas).
La caracterización de las plagas agrícolas en
los grupos mencionados es de gran utilidad práctica; pues existe cierta
correspondencia entre la forma de los daños, el comportamiento de los insectos
y los métodos de control.
Plagas masticadoras de hojas: Los insectos
comedores de hojas provocan la destrucción total o parcial de las hojas de las
plantas. La intensidad del perjuicio, desde el punto de vista económico,
depende de la importancia relativa que tenga el follaje para la producción de
la planta en el momento en que se produce la infestación y, naturalmente, de la
intensidad del daño. En general muchas
especies de plantas tanto anuales como perennes tienen la capacidad de soportar
cierto
Plagas minadoras de hojas: Las larvas de
algunos insectos pequeños, particularmente las orugas de algunos
microlepidópteros (familias Gracilariidae, Gelechiidae y Lyonetiidae) pero
sobre todo las larvas de las llamadas moscas minadoras (Familia Agromyzidae) se
aumentan del mesófilo o tejido interno de las hojas dejando intactas las capas
externas o epidemiales. Las hojas afectadas presentan túneles o
"minas" que, según las especies, son más visibles en la cara superior
o en la cara inferior de las hojas. Las minas varían en forma, tamaño y
ubicación según la especie del insecto minador. Se distinguen las minas
"serpenteantes" y las minas "lagunares", las primeras son
delgadas según el tamaño de la larva minadora; las segundas son amplias más o
menos circulares. Como consecuencia de
las lesiones causadas por los insectos minadores, las hojas pierden su
capacidad de fotosíntesis, se secan y terminan por caerse, la planta se defolia
total o parcialmente. Plantas como la papa, tomate, frijol y otras toman el
aspecto de "quemadas". Como en el caso de los masticadores de hojas,
el perjuicio económico depende de la relativa importancia del follaje en la
formación de la cosecha durante el tiempo en que se produce la infestación.
Plagas que dañan brotes y yemas: Varias
especies de insectos, especialmente larvas de lepidópteros pequeños y medianos
de las familias Gelechiidae y Pyralidae, perforan y matan los brotes terminales
y las yemas axilares de las plantas. También dañan brotes y yemas larvitas de
moscas de la familia Cecidomyiidae. Algunas
especies inician sus daños raspando y pegando las tiernas hojas terminales y
desde ese escondrijo proceden a la perforación del brote. El perjuicio que producen a la planta estos
insectos depende de la especie de la planta, del estado de desarrollo de la
misma en el momento del ataque y de la persistencia del ataque. Numerosas
especies de plantas, como el algodonero o la higuera, reaccionan a la
perforación del brote terminal emitiendo brotes laterales que reemplazan al
desarrollo terminal, aun cuando este proceso pueda traer cierto retraso en el
desarrollo de la planta.
Plagas perforadoras de botones florales y
frutos: Diversas especies de insectos perforan los botones florales y los
frutos de las plantas. Los órganos infestados en sus primeros estados de
desarrollo suelen caerse prematuramente. Muchos frutos que son atacados
tardíamente se pudren y caen, otros se deshidratan y momifican en la planta. La
destrucción de los frutos suele tener gran importancia económica ya que, por lo
general, ellos constituyen el propósito del cultivo. Algunas plantas como el
algodonero, tienen una gran capacidad para compensar la pérdida de botones y
frutos pequeños atacados disminuyendo la caída fisiológica natural o
"shedding" de estos órganos. Cuando las infestaciones son
persistentes la planta disminuye su producción.
Plagas barrenadoras de tallos: los
barrenedores de tallos son principalmente larvas de lepidópteros pero también
hay especies de coleópteros tanto escarabajos como gorgojos. Los lepidópteros
atacan de preferencia plantas herbáceas y, más raramente, semileñosas; mientras
que los coleópteros prefieren plantas leñosas. Los daños causados por los
barrenedores de tallos suelen ser muy serios. Las plantas con tallos barrenados
pierden su vitalidad con la consiguiente reducción en la producción. Las
plantas leñosas se secan total o parcialmente según la extensión de las
galerías producidas por los barrenadores. Las plantas herbáceas con frecuencia
mueren; si se trata de plantas erguidas, se caen fácilmente sobre todo si los
vientos son relativamente fuertes.
Acaros fitófagos. Los ácaros fitófagos
pertenecen, en su mayoría, a las familias Tetranychidae y Eriophyidae; son de
tamaño pequeño y minúsculo respectivamente, y succionan el contenido de las
células de las hojas o de los frutos. Los tetraníquidos (Figura 2:29) son
llamados comúnmente "arañitas" o "arañuelas rojas" aunque
no todas las especies son rojas; se alimentan preferentemente del follaje donde
producen manchitas cloróticas, amarillamientos, y en algunos casos
deformaciones. Las hojas se caen y las ramas pueden llegar a secarse.
Planta-benéficos
polinizadores,
Control
biológico.
Desde un punto de vista ecológico, el control
biológico es la acción de un organismo vivo (parasitoide, depredador o
patógeno) para mantener la densidad de otro organismo a nivel más bajo del que
ocurriría en su ausencia. Desde un punto de vista práctico, se define como el
uso de enemigos naturales para el control de plagas, o como el uso de
organismos vivos como agentes para el control de plagas. Es un componente
básico del manejo integrado de plagas, cimentado en el efecto que los enemigos
naturales tienen sobre los organismos dañinos, regulando su población. Existen
diferentes tipos de control biológico:
Control biológico clásico o por introducción:
Consiste básicamente en buscar en el lugar de origen de la plaga su enemigo
natural clave, e introducirlo al área en donde la plaga está ocasionando daño.
Control biológico por aumento: Consiste en
reproducir masivamente un agente de control biológico y utilizarlo en grandes
cantidades en liberaciones periódicas (inundación) o en unas cuantas ocasiones
(inoculación), con la esperanza de que se establezca en el lugar en que se
libera.
Control biológico por conservación Como el
nombre lo indica, consiste en aprovechar la presencia de los enemigos naturales
presentes en un lugar para que regulen la población plaga, evitando realizar
actividades que los perjudiquen (como la aplicación de plaguicidas). Y, en lo
posible, realizando acciones que los beneficien, como establecer plantas donde
se refugian y encuentran alimento suplementario, como el néctar y las flores de
girasol, cilantro, manzanilla, canola y otras especies aromáticas. La
conservación de los enemigos naturales es la forma de control biológico más
deseable Sobre todo en cultivos extensivos, en donde no es redituable realizar
inversiones fuertes en el costo de cultivo, ya que no tiene un costo extra. Los
organismos benéficos en el control biológico, enemigos naturales o agentes de
control biológico, pueden ser depredadores, parasitoides o patógenos
(entomopatógenos1), y cada uno posee sus características particulares:
• Los depredadores son los animales que se
alimentan de otros, a los que se denominan presas, y que generalmente son más
pequeños que ellos. Para completar su desarrollo requieren de consumir más de
una presa. Son de vida libre, tanto en estado inmaduro como adulto, ambos buscan
activamente la presa. Un ejemplo conocido de depredador es la crisopa o las
catarinas.
• Los parasitoides son una clase especial de
depredadores, porque generalmente matan al organismo del que se alimentan; los
parásitos verdaderos, como las lombrices, las pulgas y los piojos, generalmente
no causan la muerte del organismo en los que se hospedan. Los parasitoides son
usualmente del mismo tamaño que los organismos que atacan (otra diferencia con
los parásitos verdaderos), los cuales se conocen como hospedero, ya que se
desarrollan dentro o sobre él. El estado larvario es el parasítico, y el adulto
es de vida libre. Se alimentan de néctar y mielecillas de plantas, aunque
algunas especies en estado adulto se comportan como depredadores, ya que se
alimentan de las presas para obtener los nutrimentos necesarios para formar los
huevecillos. Cada parasitoide consume un solo individuo para completar su ciclo
de vida. Un ejemplo de parasitoide es la avispita Trichograma.
• Por último, están los patógenos de los
insectos, también conocidos como Entomopatógenos: son organismos microscópicos
que causan enfermedades y muchas veces matan al hospedero, al alimentarse y
desarrollarse dentro o fuera de él. Pueden ser bacterias, hongos, virus,
etcétera. Por su tamaño y rápida reproducción, los patógenos son relativamente
más fáciles de producir masivamente que los depredadores y los parasitoides.
Además, los cadáveres de los hospederos infectados liberan millones de
microbios individuales, que son dispersados por el viento y la lluvia. Pueden
ser liberados contra las plagas usando equipos para bioplaguicidas, teniendo
como ejemplo a Bacillus thuringiensis.
El muestreo de los insectos plaga y de la
fauna benéfica a través del desarrollo del cultivo, es determinante para tomar
las decisiones de manejo oportunas y adecuadas; por lo tanto, es una de los
componentes básicos del MIP y de la implementación del control biológico por
conservación. Para practicarlo adecuadamente debemos de conocer los insectos a
los que nos referimos, incluyendo una serie de características.
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